Anoche salí a correr. Tenía ganas, me apetecía, el cuerpo me pedía caña después del fin de semana dándole cañas -de cerveza, claro-. Me calzé mis nuevas Kalenji para pronadores y entrenamiento habitual por caminos (eso ponía en la etiqueta y las estoy probando para llevarmelas a los castillos ;-) ). Abroché fuerte los cordones y me eché al monte. Tranquilito y con idea de hacer 1h15'. Me alejé de todo nucleo habitado por caminos con la idea de recurrir al viejo truco de corro la mitad + 1' para allá y vuelta por el mismo sitio que me funciona tan bien cuando quiero pasar de 1hora. Oscureció rápido. Demasiado rápido. Entro en una zona más oscura aún, una chopera a medio camino que me lleva a una zona de matorrales de mi altura. Giro a la derecha, salgo de la maleza y cooooññññooo....ya estan aquí !!
Me quedo paralizado. Deslumbrado. Cuatro luces enormes me deslumbran. ¿Son cuatro o son seis? Flotan en el aire y no hacen ruido. En medio del camino, no veo nada. Me detengo. Espero que la sangre vuelva de mis piernas a mi cabeza y traiga un poco de sentido común a todo esto. Algo gruñe y se mueve junto al camino. Un bulto se acerca a las luces y desaparece. Yo soy el siguiente.... Ruge un motor y las luces se empiezan a mover, dando botes. Se dirigen hacia mi. Por mi lado, casi rozandome pasa un enorme tractor, un John Deere de esos, tamaño XXXL. Joder, que susto...ha comenzado la epoca de siembra del cereal. Dentro de poco estos campos estaran verdes. Si llueve...
2 comentarios:
Bueno,bueno conque zapatiñas nuevas,es que te portartes bien en casa,y deverdad uno no gana para sustos.
Yo acabo de estrenar pantuflas.
Si es que estoy de un vago.
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