miércoles, 4 de octubre de 2006

Agua

Agua... joder, la alegría que da llegar a un avituallamiento con la garganta seca, los labios casi pegados y la boca pastosa y trincar un vaso de agua para refrescarse. Ni isostar, ni gatorade, ni ná de ná. Agüita rica, quita la sed y refresca todas las "cañerías". Lo pasé mal en la Cuerda Larga, muchos kilometros sin beber y en el coche un camelbak con 1,5 l. de agua muerto de risa... pensaba yo, con la mente nublada por tanta sed, esconderme detrás de una piedra y saltar al más puro estilo Curro Jiménez al cuello del primer incauto excursionista que pasara cerca. Arrebatar la cantimplora y liquidarla. Escapar a la carrera después y ... Pero al final tiré hasta el alto de Navacerrada donde me hidraté consecuentemente con zumo de cebada.
Agua... y no llueve, y parece que sí pero al final es que no, y siguen bajando los pantanos y sigue machacando el calor. Que ganas tengo de salir a correr y mojarme. Que ganas tengo de que refresque el tiempo. Que ganas de dejar de ver los esqueletos de arboles, antes tapados por el agua, en el pantano de El Atazar. Y cuando deje de llover que llegue la nieve y que nos olvidemos del verano hasta el año que viene.
Agua... sumergido en ella intento cruzar los 25 m que tiene un largo de la piscina. Nada. Me falta el aire. Subo a la superficie y, con sabor a cloro en la boca, acabo en 2 brazadas ese poquito que me queda.
Agua... "por favor, en vaso ancho y con mucho hielo" . Venga otra ronda de pelotazos para los colegas. No hay nada como un cubata bien preparado, con su zumo de limón, sus hielos recién sacados de la cubitera y un buen ron (por ejemplo). Y acabar la copa y que todavía estén ahí los hielos, enfriando pero sin deshacerse, que no se rebaje el sabor pero que no se caliente. Uff, que bueno.
Esta claro que por donde quiera que vayamos el agua es algo imprescindible. No la malgastemos qué algún día nos podemos acordar de la que ahora nos sobra.

No hay comentarios: