sábado, 31 de enero de 2009

Si yo pudiera...

Si yo pudiera responder a todo lo que preguntas lo haría encantado... Algunas de tus dudas no se responderlas. Incluso yo, con el ridículo rodaje que llevo en este mundo, todavía no entiendo el porque de algunos comportamientos humanos, no me explico las razones que llevan a algunos a ser como son o a actuar como lo hacen. Tampoco se porque llueve cuando llueve y hace sol cuando lo hace. No te puedo explicar porque a veces hay pocas nubes grandes y a veces muchas pequeñas. Ni idea porque mama tiene hoy migraña y el resto de la semana no.
Hoy me has preguntado porque no había palomas en el suelo cuando estaba mojado y con esa mirada me has fundido, K.O., fuera de juego...he tardado 3 eternos segundos en responder buscando en mi interior por donde salir.
"Porque no tienen botas de agua", y me he quedado tan ancho.

Sin comentarios.

Pero tu, cariño, sigue preguntando. Pregunta de palabra, con la mirada, tirando del brazo para llamar mi atención, quedándote clavada en la acera o echando a correr escaleras arriba. Se curiosa, indiscreta, echada palante, observa, analiza, no des nada por seguro, cuestionaté, vive...porque haciéndolo tu ahora haces que lo haga yo también.
¡¡ Qué fácil se oxida el niño que llevamos dentro !!

viernes, 30 de enero de 2009

La cabra...al monte

Ayer tarde al salir del trabajo llamé a torre de control y solicité autorización para aterrizar en la carretera de las Aguas, aquí en Barcelona, y correr un rato. Control, como siempre, sin poner problemas a pesar de la niebla que había.
Poco a poco, a medida que me iba acercando, cambié planes y ya entre dos luces tiré palmonte en lugar de hacer los habituales 16 kmsyalgo que unen el parking de Maduixers con el final del puente de madera, ida y vuelta (para los que lo conozcan). Busque trialeras viejas y caminos nuevos, probé trochas que se adivinaban entre pinos. Subí y subí. Bajé. Volví a subir. Veredas que se retorcían como los sarmientos de una vid, surcadas por las marcas que dejan las bicis de descenso al frenar y al derrapar. Raíces. Piedras sueltas. Desorientado pero sabiendo que es imposible perderse, y ya a oscuras aparecí a los pies del Tibidabo. Cruzé la carretera y por otro camino, le dí la vuelta completa sin apenas tocar asfalto. Luego ya solo quedaba bajar. También por caminos de tierra, ahora ya más anchos y seguros. Un tropezón o una caída no es lo que necesito ahora. Me lo pasé como un enano. Solo una hora pero con la sensación de estar en medio de un bosque. Frío, niebla y humedad. Y cansancio. ¿Qué más se puede pedir antes de volver a casa? Sigo vigilando la rodilla. Algo se hincha pero parece (o al menos me parece a mi) que menos.

miércoles, 28 de enero de 2009

Una de peroné y otra de vertebra

1.-Parece que se ha girado un poco en su extremo proximal, el cercano a la rodilla. Dicen los que saben que seguramente por culpa del esguince el día antes del triatlón de Pálmaces. La cabeza del peroné (nº 2 en la foto)esta algo virada y eso provoca que después de correr se me inflame (unos días más y otros menos) la zona dando un aspecto grimoso...sobre todo porque es MI rodilla. Ayer, un día después de la sesión de masaje salí a probar la mejora. Y mientras corría fuerte una horita miraba sin mirar, sentía sin sentir, forzaba sin forzar y hasta probaba sin probar. Al acabar no voy a decir que estuviera todo bien pero...se ve que el cabezón de él todavía no ha recuperado su sitio bueno. Algo menos inflamado de lo habitual y tras estirar, casi, casi normal (aunque ya no recuerdo como era "normal"). El próximo lunes otra colleja para que el dichoso peroné mire para donde tiene mirar y no se gire.

2.-En la espalda parece que la vertebra decidió girarse en algún culetazo de esos que me he pegado n-mil. Tanto correr por el monte (y encima este año, empeñado en que lloviera casi siempre) llevan a que la zona culiespaldar (término con copyright mio) este en contacto con la hierba, piedras, barro, etc que te vas encontrando por esas montañas que se dejan correr solo a medias. Algo de manipulación y unos ejercicios posturales ( joooder, el gatito que se relame parezco) parece que está haciéndome bastante bien. Toi contento.
...pero como la alegría en casa del corredor sacrificado dura poco, esperaremos a ver como va respondiendo el cuerpo en próximos días.
Hoy más trote y más misino...

domingo, 25 de enero de 2009

Obstáculos y/o excusas

Entre las cosas que voy a intentar recuperar este año está las salidas en bici de montaña. Pero para ello primero tengo que recuperar la bici de idem. Ya he hecho un par de intentos de salir con amigos con los que iba antes pero la montura no está para lucimientos. Por eso, apaños Monje (nunca me dejéis vuestras bicis) se lío ayer con lo que hasta ahora era una bici para pasear a la princesa en su trono y bajar hasta la playa 4 o 5 veces cada verano. Con las herramientas que tenía y un bote de aceite he intentando obrar el milagro. Y hoy, prontito, me he puesto lo que he pillado por aquí -incluyendo el casco de Anna bien apretadito- y me he echado al monte. A probarla.
Salida llena de obstáculos, unos naturales, otros mecánicos y otros intrínsecos al propio ciclista (¡jodo que bien traido el palabro, y eso que soy de ciencias!). Los naturales, y no habituales, mostraban la resaca de un día de vendaval y han dejado llenos de árboles enteros, grandes ramas y paredes caídas las trochas y trialeras de Collserola. Los mecánicos presentes en forma de ruidos dignos de Expediente X, roces mutantes que cambiaban de lugar, frenos que se destensan, ruedas que se frenan. Más o menos lo mismo que antes de meterle mano yo al asunto. Y los del propio ciclista...los peores (y más que obstáculos, excusas). Torpeza al trazar bajando, canillas flojas en subidas con piedras, pie a tierra a la primera de cambio, golpe de riñón canino del todo, coco flojo y cagalera cuando hay surcos cuesta abajo. De todo, vamos. ¡ Ay, si se solucionaran igual que los mecánicos! No he sumado parciales pero seguro que ha estado más rato la bici encima de mi hombro que yo encima de ella. Sin exagerar. Pero, lo importante es que vuelvo a dar pedales, todavía se ir recto y me encanta...y eso que desde el 9 de septiembre no había puesto el culete encima de un sillín. ¡¡einnnn!!

sábado, 24 de enero de 2009

De mundos y de pañuelos

En el 96 un chavalín que apenas se afeitaba acabó sus estudios y, gracias a una beca, se fue a trabajar por 4 duros desde su pueblo a Barcelona. Atrás dejo, entre otras cosas un grupo de gente con las que compartía pasión y horas (¿o era al revés?) por la escalada. En la mochila del primer viaje poca ropa y mucha ilusión. Ya en Barcelona contactó, gracias a una amiga, con un grupillo de gente con los que retomó cuerda, cintas express y peus de gat. Pronto se dió cuenta que jugaban en otra división y no en tercera regional como él por lo que, después de unos meses, se reenganchó con otra gente más de sextos a vista y séptimos raspados. Mantuvo el contacto con los admirados octavogradistas pero, poco a poco, el contacto se fué perdiendo...una pena.
Nuestro chavalín, que ya se afeitaba cada 2 días, evolucionó. Vida y aficiones le llevaron por caminos que, a la vuelta de los años, le dejaron otra vez en Barcelona previo paso por Madrid unos añitos. Mutado a corredor deloquesea y aspirante a triatleta que no se ahogue, tuvo la necesidad de acudir a un fisio por problemillas de espalda, rodilla y algo más. Buena mezcla de averías.
Recurriendo a amigos (que creía él que era la mejor forma de buscar estas cosas) buscó un mecánico donde arreglar sus problemas de motor (chapa y pintura estaban estupendas). Llegaron varias opciones pero...aquel nombre le sonaba. Cuando hizo memoria recordó aquellas salidas a Siurana, aquellas noches en Coll de Merolla, aquella puta vía en Montgrony que todos hacían para calentar y a él se le atragantaba una y otra vez...Viatge a Venus, uff si se acordaba. Recordó los viajes en el seat Ibiza, las cervezas en Cornudella y las cenas de los domingos " a saco" en el Fres&Co después de un fin de semana intenso de mucha escalada y pocos espaguettis. Y llamó. Y quedó para el lunes con él. El 26 a las 18:00h: sesión de mecánica y recuerdos.

jueves, 22 de enero de 2009

Estoy de lo mío (otra vez)

Y seguro que no por mucho quejarme se me va a pasar. Pero, me cagontó, que en cuanto parece que se ha pasado el mal rato y vuelven a salir bien los trotes suaves y los apretones echando el bofe... reduele (léase vuelve a doler) algo de lo que ya dolía -como el propio verbo indica. Hoy la rodilla. Y eso que pegarse un homenaje de una horita de carrera pegado al mar parece que no le debería sentar mal a nadie.
Estos dolores recurrentes tienen un efecto psicológico que, al menos a mi, me desquicia. Comen la moral, recomen (léase vuelve a comer) la motivación y ponen de una mala leche que... Ahora ya en casa he estirado bien. Parece que se deshincha algo. Iba a poner hielo pero el que había se lo llevó por delante una sesión de cubatas el fin de semana. Mañana, sin falta, llamo al fisio, pillo hora para el lunes y el domingo-tarde salgo a correr para llegar con la rodilla guays a la consulta. Siempre nos quedará la bici (en Madrid) y la piscina (aquí al lado).

miércoles, 21 de enero de 2009

Madrugar

"Madrugar es solo si vas a trabajar, si es para ir al monte o hacer algo que te gusta se llama levantarse pronto", decía un buen amigo. Y, la verdad es que razón no le faltaba. A mi, por lo general, no me cuesta excesivamente ninguna de las dos cosas. Y digo por lo general porque hay días en que saltar de la cama a la ducha se convierte en una auténtica T2 de esas en las que te duelen las patas y el corazón. Sacar el pie por el lado de la cama y apoyarlo en el suelo (acto conocido como "echar el ancla" en esas noches de borrachera cuando la habitación no para de dar vueltas al acostarte) siempre lo he interpretado como conectar con el mundo real desde ese pequeño paraíso personal que es mi camita. Hay como un pequeño calambre que sube desde los dedos y recorre todo el cuerpo mientras el otro pie va dejando también el nido. "Conectado a otro día más", aparece en el cuadro de mandos entre las cejas y el cogote. Y poco a poco todo se pone en marcha. La ducha reactiva y prepara para el desayuno (¡¡ joder, lo mejor que hay por la mañana !!). Y ya, pensando más en lo que viene por delante que en lo que has dejado atrás, abandonas el área de transición y sales a correr tu triatlón diario. El objetivo final hace años que siempre es el mismo: ser un poco mejor persona y un poco mejor (tri)atleta. No me preguntéis cual de las dos cosas cuesta más...
Hoy tocaba madrugar.

lunes, 19 de enero de 2009

Parc del Guinardó

La mañana del domingo podría haber sido de bici, pero la tengo todavía en Madrid. Cosas que pasan y que hicieron que la mañana del domingo fuese de paseo. Un paseo de esos que te das cerca de casa y, de pronto, descubres algo que has tenido siempre al lado sin saberlo. Esta tan cerca que parecía hasta ofensivo acercarse a pasear por ahí. El Parc del Guinardó.
Este parque se levanta sobre la ciudad sin muchos adornos, en contraposición a su primo hermano pijo: Parc Güell. Esta prácticamente tomado por los pinos, lo cual es un gustazo y solo en su coronilla hay ruinosos restos de otros tiempos modernizados por el hacer de algunos grafiteros. Por su base le taladra el tunel de la Rovira que comunica la ronda de Dalt con el centro de la ciudad.
Al principio fue un paseo familiar, tranquilo, relajado, sin más. Pero pronto comencé a verlo desde el punto de vista de campo de torturas para mis piernas. Hasta el Parc del Guinardó desde casa hay 3 o 4 minutos de trote. Si lo alargo puede dar para un calentamiento majete. Después cuestas. Muchas cuestas. Algún trozo plano. Y más cuestas. Además permite subir en espiral y bajar cortando -ideal para series-. Yo me entiendo ;-) Creo que con algo de asfalto y si el gugelmaps no engaña, lo podré conectar con el Parc del Carmel y el Parc Güell y tener un circuito de subebaja cabroncete. Como me pareció un tanto laberíntico tengo pendiente darle una vuelta completa, acabar de hacerle la ficha y meterlo en mi lista de lugares frecuentes de entreno.
Vista, lado mar, desde arriba.

sábado, 17 de enero de 2009

Infidelidad

Nunca se puede asegurar que una relación es para siempre. Nunca. Y yo lo aseguré. Porque siempre es mucho tiempo.
Nunca se puede decir que "tú seras la única" y yo lo dije. Porque, en algunos aspectos de la vida, en cualquier momento puede ocurrir algo que te demuestre que te equivocaste.
Nunca puedes decir "las noches contigo son especiales" porque hay muchas noches todavía por delante.
Nunca debes pensar que es imposible que algo se iguale a como saben sus besos. Yo lo pensé. Y ahora al posar mis labios en su boca también se me estremece todo el cuerpo.
Nunca debes creer que no saborearás la vida igual con otra. Porque podría ser que, en un momento de debilidad, quieras probar nuevos sabores...y te gusten.
Nunca debes decir " contigo patatas y aceitunas" porque puede llegar un momento en que sigas con las mismas patatas y aceitunas pero sin ella.
...lo siento Mahou. Te he sido infiel. Puntualmente y sin olvidarme de ti pero disfrutando cada momento que me da ella. A tu rival solo le he puesto un rinconcito en la nevera. Tu seguirás ocupando tu gran espacio. Y es que, como dice la canción, estoy seguro que se puede beber dos cervezas a la vez y no estar loco...
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miércoles, 14 de enero de 2009

Lágrimas

No he podido evitarlo. Me he asomado a la ventana y ya sabía que estaba perdido. Con la espalda todavía quejona, no he podido negarme a los cantos de sirena (bien abrigaditas ellas, por cierto) que me han engatusado desde las profundidades de la niebla. Ya en la calle me he dado cuenta que había acertado. La nieve en el suelo, el frío en el ambiente y la boira amortiguaban cualquier ruido y, si no fuera porque yo lo sabía, parecería que corría flotando a unos centímetros del suelo, sin tocarlo. Envuelto por completo en ropa, excepto los ojos, he trotado sintiendo como el pelete que hacía arrancaba lágrimas que dejaba convertidas en escarcha apenas abandonaban su escondite. Son esas lágrimas tan especiales que vencen a la gravedad. Esas que no bajan por el tobogán que forma la nariz con la mejilla. Esas lágrimas que cruzan todo el ojo por dentro del párpado inferior y salen camino de la oreja, paralelas al suelo, dejándote antes la visión nublada. Esas lágrimas que nacen para humedecer los ojos secados por el frío aire ¿y la velocidad? y mueren solidificadas en un buff o en un gorro trás cumplir su misión. Esas lágrimas que si las pruebas son saladas como el mar pero dulcifican un duro día de trabajo...

martes, 13 de enero de 2009

¿Por qué?

El campo alcarreño, visto a través de la ventana, rompía en jirones el manto de nieve que hasta hace poco le asfixiaba. Zonas de encinas apiñadas se resistían a cubrirse de blanco pero no habían podido con la capa de escarcha. Detrás quedaba una noche corta en Barcelona. Por delante un día largo en Madrid. La paz interior que da el tren, aunque sea a casi 300 km/h siempre deja un hueco para mirar hacia dentro y, desde dentro, otra vez hacia afuera.
El grupo de Colmenar ya no volverá a ser el mismo. Ni siquiera el pueblo. Los intentos por buscar una explicación (ya no digo entenderla, ni mucho menos aceptarla) son nulos y... uno se plantea tantas cosas -para luego no cambiar nada, que triste!!
El amigo que me acompañó en casi todas las series para Donosti, el fenómeno que se marcó 2h30'ymuypoco, el menos hablador del grupo, me llamó el domingo y tenía la voz temblorosa. Eso no era buena señal. Me dió la mala noticia y colgó. Me quedé destemplado del todo.Hay personas que son buena gente, otros son grandes atletas y un grupo no muy grande reune a una mezcla de las dos. Por eso, cuando este último grupo se reduce solo un grito sordo estalla dentro: ¿Por qué?
Ayer no pensaba escribir nada. Hoy, el viaje en AVE con un paisaje nevado que rebota nuestras miserias, me ha llevado hasta este punto. Luisja, no te conocía mucho. Ahora ya es tarde. Donde quiera que estés, si puedes, no dejes de correr como tu sabías hacerlo.

domingo, 11 de enero de 2009

"Estoy aquí", dijo mi espalda

Vuelve a doler la espalda. Justo un año después. Esta vez soltó un golpe seco y rápido, aprovechando la noche y sin margen de respuesta. Me levanté doblao. Alguien dijo alguna vez que el dolor es la debilidad que abandona el cuerpo. Si es así, lo acepto. El regreso a los entrenos medio serios puede ser entonces el motivo. También podría estar haciendo tope los kilómetros de coche perpetrados este último medio año. No lo quiero ni medir pero si hubiera hecho proporcionalmente los mismos en bici, Contador no se habría vestido de amarillo en la Vuelta a España ;-)
A lo largo del día he ido mejorando. La combinación Repofreno y cambiar la sesión de carrera por un paseito por la playa me tienen ahora delante del ordenador, sin dolor y tieso como un palo -corrigiendo posturitas-, además el teléfono del osteopata en el bolsillo para mañana mendigar un hueco lo antes posible. Ya se que me dirá que no solo hay que ir cuando duele pero...
Ya lo decía Fito el sábado mientras me acompañó a correr una horita

es igual que nuestra vida
que cuando todo va bien…
un día tuerces una esquina
y te tuerces tu también
Suerte que al revés la historia también funciona. A ver que tal mañana...

jueves, 8 de enero de 2009

De donde yo vengo...(sniff)

Y, apoyado en la baranda del puente...
Algún día, antes de que yo naciera, estoy seguro que las casas gatearon colina arriba hasta llegar a asomarse al río. Ese río que antes se helaba completamente y ponía a prueba la hombría de los chavales del barrio. Era más machote quien se alejaba más de la orilla. Pasos y crujidos. ¿Era hombría o era temeridad? No recuerdo.
La casa donde yo me críe no fue de las primeras en llegar y quedó en segunda fila. Algunos arboles intentaban impedir la vista pero, estirando el cuello, encontró su hueco. En días -como el de la foto- tranquilos y fríos, los edificios se ven la cara en el agua y reparan en esas mellas que el tiempo y el clima van dejando en sus tejados, paredes y ventanas.

Un río y un pueblo. Bonita pareja...
Cuando el Tormes se engordaba de las nieves fundidas de Gredos, allá por la primavera, bajaba enfurecido camino de Salamanca arrastrando arboles y piedras a su paso.
"Antes se inunda medio pueblo que toque el agua este barrio", decía mi abuela si nos poníamos nerviosos en casa. Pero en esas noches de crecida, siempre antes de dormir, todos pasábamos por la ventana para cerciorarnos que el puente seguía ahí. Y es que pueblo y río se necesitan el uno al otro y no se harían más daño del justo. El río inundaba las huertas de la ribera, desmontaba algún camino y cambiaba la microgeografía de charcos y alamedas. El pueblo aguantaba siempre sereno, respetando. Luego, con el estío, le devolvía el golpe con la avalancha de gente (autóctonos y turistas) que se ponían en remojo en sus aguas, pisaban los verdes prados y le chupaban el agua obligándole a enseñar sus huesos de río. Y así durante muchos años.

miércoles, 7 de enero de 2009

La invasión de los camiones mutantes

Ayer la familia al completo cruzamos la península por primera vez en 2009. Desde mi pequeño pueblo en la profunda Castilla, cerca ya de tierras extremeñas, hasta la gran Barcelona. Salieron 820 kms de música, bocatas, paradas fisiológicas, sesteos, peajes, etc. Todo repartido en unas 8 horas. Paisaje cambiante que evoluciona de los enormes canchos de granito de Gredos hasta los típicos picachos de Montserrat, pasando por el paisaje lunar de los Monegros donde Alfonso prepara su MDS. Solo un elemento común se repetía a lo largo de todo el camino. Son como una invasión. Agazapados en rotondas, carriles de aceleración, parking de gasolineras... Yo no me atrevo a llamarlos quitanieves porque no lo son, al menos tal y como yo visualizo un trasto de estos de pura cepa, con su pala integrada y su sistema de oruga para desplazarse. Más bien lo que nos encontramos son unos camiones mutados a los que les ponen delante una hoja quitanieves (en "V" o simple) para ir limpiando asfalto. Dan el pego, eso si. Parece que así estamos más protegidos y podemos circular mientras se preocupan de nosotros. Cada pocos kilómetros hay un mutante de estos. Me gustaría echarle un vistazo al estado de los neumáticos. No sería la primera vez que veo uno de estos panza arriba en una cuneta porque derrapó en una placa de hielo. Y con la goma más lisa que un condón.
Hace años nevaba más. Hace años los coches eran más lentos, menos cómodos, incluso sin los modernos climatizadores. Hace años las carreteras estaban en peor estado. Hace años no había móviles para avisar. ¿Por qué ahora toda esta movida metiendo miedo con temporales? ¿Por qué esa sensación de que hay que cubrirse las espaldas antes que nada? A mi me vino de coña, eso si. Poco tráfico y los que estábamos muy tranquilitos. Tan tranquilos como los conductores de estos trastos echándo el día dentro de sus naves...

domingo, 4 de enero de 2009

Mis incondicionales

De Larios apenas quedaba un dedo. Si, si Larios. Lo que no sabría deciros es si la botella ya estaba en el piso cuando lo compre hace 5 años o la traje yo para alguna partida de mus de soltero. La de Ballantines no llegaba ni al dedo. En el congelador 3 cubiteras vacías. Ni un hielo. ¿Litronas? 2 vacías para reciclar. Cuando llamaron los colegas para decir que venían les avisé: "Suena a cutre pero mejor que cada uno se traiga lo que vaya a beber. Aquí estamos bajo mínimos". Alba dormía en la habitación más alejada del salón pero, de inicio, pediamos no hablar muy alto. ¿De picar? Ni una aceituna. Con estas premisas nunca pensé que los amigos se animarían a venir a casa...pero vinieron. Solo a uno le tiró más tener a la novia ya en pijama que los pelotazos con los trones. Si llega a saber que en una escapada a la cocina, no se de donde sacó Anna un par de sandwiches de jamón y queso...todo habría sido diferente.
Y llegaron. Y trajeron latas de cervezas y algún refresco. Y charlamos alrededor de un cutre plato de patatas fritas preparando combinados en las propias latas de refresco. Y nos reímos. Y hasta sacamos fotos de otros tiempos, de otros sitios, de otra gente. Y cuando nos despedimos me sentí afortunado de tener gente así cerca con los que, a pesar de no ver mucho, puedo volver a encontrarme tras varios meses y tener la sensación que fue ayer la última vez que nos vimos. Solo me falta liarlos para que den el salto al lado oscuro...al de entrenar algo de vez en cuando. Esta es la gente con la que me he criado, los que conozco desde pequeño. La vida y las aficiones me han proporcionado otros. Tengo mucha suerte.

viernes, 2 de enero de 2009

Deseando estaba

Mientras buscaba la llave en el cajón le temblaban las manos. El coche dormía en el garaje desde hacía más de un mes. Mientras acumulaba polvo sobre su carrocería engordó las ganas de volver a pisar a fondo su acelerador. Había bajado algunos días, casi a escondidas, para acomodarse en aquel asiento desgastado, había bajado la ventana y, cerrando los ojos, agarraba el volante y trazaba curvas imposibles a derecha e izquierda. En subida y en bajada. Junto a escarpados acantilados y por caminos de cabras. Aspiraba a fondo ese olor tan caracteristico, mezcla de cuero y gasoleo. Chorradas, quizás.
Atrapó el llavero con el esfuerzo que cuesta sujetar el jabón en la ducha. Le apretó fuerte, con las dos manos y bajó un piso. Repitió el gesto de las escapadas a hurtadillas pero esta vez puso la llave y la giro. Era un modelo viejo y solo unas luces hicieron guiños desde el cuadro frontal. Afinó los sentidos que necesitaba sacrificando el resto. Cerró los ojos y anuló el gusto secando su boca. El primero porque quiso, el segundo inconscientemente. Ahora olfato, oído y tacto estaba a tope. Media vuelta más a la llave y rugió el motor. El ruido le pareció increíble, sonó como esas canciones que parece que las han escrito para ti. Solo para ti. El olor del interior se mezclo rápido con el del motor en marcha ; apenas recordaba nada pero la pituitaria tiene buena memoria y pronto trajo a su mente momentos gloriosos. Y el tacto... acarició morbosamente cada arruga del volante, sintió cada número de la palanca de cambio, cada muesca del panel de mandos. Cogió el cinturón entre el pulgar y el índice, y el aspero tejido le trasmitió seguridad. Abrochó.
Mientras se abría la puerta del garaje abrió los ojos poco a poco. Metió primera. Quitó el freno de mano y al hacer el juego de pies el coche se deslizó despacio por la rampa de salida. A partir de aquí solo él sabe lo que pasó, solo él sabe el porque de esa sonrisa en su cara al regresar una hora después...hoy he vuelto a correr "de verdad"