Ruidos

Entre dos luces llego a Madrid por la A1. Yo y miles de personas más. Semáforo rojo, semáforo verde....semáforo rojo, semáforo verde.... piiiii,piiii...ya voy, ya voy. Aparco el coche y alargo el brazo entre los dos asientos delanteros para cazar la mochila que dormita en el asiento de atrás. Joder, todavía hay arena de la playa por todas partes... Apago las luces y descabalgo. Tropiezo con la acera mientras cierro el coche con el mando a distancia fiuu, fiuuu. La máquina del café me hace un guiño desde el fondo el pasillo ofreciéndome sus servicios y, como estoy de acuerdo con el precio, sucumbo a sus encantos. Le acaricio el botón donde pone "Café cortado" y... brrr, zuuu, brrr... satisface mi demanda. Medio desnudo, medio vestido saboreo el café. Salto al terreno de juego, saludo a la aficción y cambio de medio...splashhh. Encerrado entre 2 líneas multicolor que marcan mis condominios. Giro la cabeza y cojo aire. La vuelvo a girar y lo suelto. Algo me aprieta en las orejas. Poco a poco la visión se nubla. Una línea azul. Pared. La línea azul de nuevo. Otra pared. Regreso matutino a la piscina.