Mucho más tranquilo

- Ejem, ejem -carraspeo, se hace el silencio en la sala- Sr. Esteban Monje.
- Si, soy yo .
- Pase por aquí. ( ¿y los buenos días ? oiga señorita, que el que no ha desayunado he sido yo) ¿Trae la muestra de orina?. Pase y sientése. Subasé la manga de la camisa. Cierre la mano.
Todavía estoy pensando en que bolsillo llevo el botecito con el preciado líquido matutino y ya estoy sentado en un sillón, con una goma de compresión atada alrededor del biceps y acorralado, sin escapatoria. Una jeringa, con su aguja y todo, se aproxima hambrienta de sangre a mi vena, amenazante con saciar su apetito... me hago fuerte, miro por la ventana y pienso en el bocata de bacón y la cañita que me voy a meter entre pecho y espalda en cuanto salga.
- Ya está, espere fuera y dejemé en la mesa la muestra de orina.

tic, tac, tic, tac.....

- Sr. Esteban Monje.
- Si, soy yo.

- Pase por aquí.

En 15 segundos estoy pesado, medido y conectado al aparato que mide la tensión. Mientras se hincha la manguito miro por esa especie de prismaticos y le cuento a la chica hacia donde esta abierto el circulito: arriba, abajo, abajo, izquierda, piiiiii. Tensión arterial medida.

- Pongasé los auriculares. Diga "ya" cuando deje de oir el pitido.

Cinco minutos más tarde estoy tumbado en una camilla, presa de ventosas y geles. Ahora toca el electro. Más pitidos, ventosas que se sueltan, cara inexpresiva de la doctora.

- Y ahora la encuesta. ¿Fumas?¿Bebes? ¿Alergías? ¿Intervenciones quirúrgicas?.....

Joder, que rico esta el bocata de bacón, y que fresca la cervecita. Así si que da gusto comer, con la tranquilidad de estar sano, con cualquier duda despejada después de haber sido victima, otro año más, de una revisión médica de empresa.