El tío no era tonto. Había dejado mal aparcado el coche, pero con mucha gracia. A primera vista parecía que no había suficiente espacio pero la perspectiva engañaba. A pesar de todo agarramos cada uno de un lado del parachoques y le bajamos de la acera. Eran solo unos centimetros. ¡ Qué brutos ! Ahora si. El carro cargado de cajas de lechugas salía bien del almacen. A pesar de la rampa. A mi siempre me pareció que las ruedas iban con poco aire. Ahora incluso pediría alguna pieza de carbono ;-) Subiamos la cuesta camino de la plaza. Dos empujaban detrás, al otro lado de las cajas, y otro tiraba delante. Joder, ahora que lo pienso, casi siempre me tocaba tirar. Quiero creer que los otros empujaban y no escaqueaban. Entrabamos contradirección en la plaza. Al trote por si venía algún coche no estorbar mucho. Recuperando el aliento cruzabamos la plaza, hasta la otra punta. No deberiamos haber salido anoche. Hacer de fruteros en verano no era el mejor plan. Y si además lo mezclabas con cubatas... En el puesto descargabamos y volviamos a por otro viaje. Esta vez melocotones. Menos cajas, más peso. Ya era totalmente de día.
Verano del 90. Sesiones anaeróbicas cuyos resultados empiezan a salir ahora. Entrenamiento fantasma que dicen otros. Todo cuenta.
2 comentarios:
Pa que necesitas tu 10h, con semejantes series almacenadas en la retaguardia...
Pues yo, mis primeros entrenos anaeróbicos fueron repartiendo cestas de navidad. Luego vino Eva Nasarre pero eso ya es otra historia.
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