El bistec no estaba mal del todo. Lo habían acomodado sin estrecheces junto a unas patatas frítas. Por un lado se había tostado un poco más, pero parecía que se dejaba comer. El problema era el cuchillo. Ese dichoso cuchillo que no corta ni del derecho ni del revés. Y el tío lo intentaba, doy fé. Pincho el filete como el que pone un par de banderillas, arrugó el hocico y entro a matar. Esganchó, que dicen en mi pueblo, un trozo y se lo llevó a la boca. Porque eso no es cortar, eso es esganchar. Pidió un tiempo muerto y se comió 3 ó 4 patatas fritas antes de volver al ataque. Al segundo asalto una tímida gota de sudor se asomó a su sien. Otro descanso y otro ataque. Esta vez lo intenta por el otro lado. El codo alto, por encima de la muñeca, como dicen los libros de natación que se ha de llevar en el recobro. Esta vez va con toda la artillería. Triunfa. Corta un trozo y mientras lo lleva a la boca sonríe triunfante. Otro como este y le sacamos a hombros por la puerta grande. En un movimiento rápido, sin avisar, se da cuenta que es observado. Pica otras 2 ó 3 patatas y pide el postre. Cachis !! Mientras esperamos que nos traigan la bebida volvemos la cabeza a la tele. Siempre nos quedarán Anne Igartiburu y Marina D'Or... o ir a nadar a la hora de comer.
2 comentarios:
Uf... mi comienzo en el deporte en "edad adulta" se debe al hartazgo que me producían las comidas de menú diario.
Te entiendo perfectamente, yo estoy cansado de "menúsdeldía".
Este año voy a sacar tiempo para nadar dos días a la semana a ala hora de la comida.
Por cierto, vuelvo a esto de los blogs con un nuevo punto de vista del triatlón.
Mas info en:
http://tricavalle.wordpress.com/
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