14 kilómetros y 8 jamones

Ayer me dejé liar. Es verdad que tenía en mente hacer un entrenamiento de calidad -de lo que yo llamo calidad- esta semana. Es verdad que soy facilón. Es verdad que, si puedo, me apunto a casi todo... es verdad. Creía que entre todas las tiradas largas de 1h30' - 2h por el monte que estaba haciendo había que meter algo a ritmo fuerte. ¿Series? Ni de coña. Lo ideal, pensaba yo, una horita a ritmo fuerte. Y entonces llegó la zanahoria. Y uno, que es muy burro y no ve el palo pero si la hortaliza, salió detrás de ella. Alguien colgó del palo una popular de 14 km, terreno mixto, en Cerceda, sin prescripción y con sorteo de jamones al final. ¿Como me voy a negar a eso? A Felipe II no se las ponía así de fácil. Por eso estaba yo a las 18:20h de la tarde de ayer en la cola de los dorsales en Cerceda. Por eso a las 19:00h, cuando se dió la salida, apreté los puños y puse en marcha mi minifábrica de ácido láctico. Y no me equivoco mucho si digo que en los 4 primeros kilómetros ya tenía mi hueco entre los casi 300 corredores -algunos rivales en carrera, todos rivales en el sorteo postcarrera de 8 jamones-. Cerceda- El Boalo-Matalpino y regreso. Todo en 55'53'', 30' pelaos para allá y el resto en la vuelta. Entreno de calidad superado. En el sorteo de los 8 jamones no hubo suerte (pero no me quejo que me tocaron unas Mizuno, talla 45, que todavía no se si me valen).