Dentro y fuera

Me falta ritmo. Siempre me han pedido por favor que no cante, que no baile, que no destroze poesías...y ahora mi falta de oido ha llegado al spinning, no podía ser menos. También es verdad que desvirgarse en esto del ciclismo indoor (rodillo excluido, claro) con una sesión XXL no es la mejor forma pero...caí en la tentación. Y no me arrepiento.

Como conclusiones puedo decir que me vi torpe -como digo, sin ser capaz de transferir el ritmo a la pedalada-, que me costó la primera hora y luego ya...lo que me echaran, que con el día que hizo era un pecado estar allí metido y que hay gente que sabe mucho de esto (Toni y Rayo) y puede hacer que 2 horas pasen volando y pedaleando. Creo que repetiré...pero en invierno. Lo pasé bien, me apreté lo que me pareció conveniente (creo que no suficiente) y salí de allí con la sensación de haber aprovechado bien la sesión pero con algo dentro parecido a lo que tengo (casí diría, tenía) cuando salgo de nadar de la piscina. No es mi medio, me adapto a él, pero siempre tengo la sensación que nunca me relajo del todo y eso me impide vibrar con lo que hago.
Además tenía una excusa: los 90 minutos de carrera por montaña que tenía al día siguiente a las 7:30 AM. Buff, que domingo, que amancecer, que caminos y que tute me pegué. Las patas pedían guerra y yo les daba trialeras. Se quejaban. El corazón pedía pausa. Y yo le daba algo de llano. Se calmaba. El cuerpo pedía más pero...cumplido el entrenamiento volví a casa. Los desayunos de los domingos son de lo mejor de la semana.

Ahora ya se que a las 7:30, que es la hora a la que salimos el domingo que viene en Vall del Congost, mi cuerpo puede con lo que le echen. Pero el domingo que viene, a esas horas, ya habré desayunado.