El cuerpo humano (el mío al menos) y el amasijo de masa gris que hay entre las cejas y la colleja son acojonantes. Llevan una intensa relación de amor-odio de la que son victimas nuestros actos y nuestros entrenos en el día a día. Cuando discuten y miran indignados cada uno para un lado, a uno se le cuajan la patas y se le van las ganas de todo. Contínuamente se dedican a echarse las culpas uno al otro y volver loco al poseedor de (ambas) increibles maquinarias.
"Si te duelen los isquios, aunque sea un poquito solo, no salgas a entrenar", dice la neurona en jefe. "Ni lo intentes, vamos". Mientras, "Eh, recluta más fibras que aquí hay combustible de sobra para acelerar el paso", se oye decir al cuadriceps infrautilizado. Cada uno a lo suyo, y así no conseguimos nada...
Eso si. Cuando la armonía y el entendimiento llega a la pareja salen semanas como esta. Muchas ganas de entrenar. Muchas. Busca el hueco que lo hay. De noche, da igual. ¿Sitio? Aquí mismo si tienes los trastos. ¿Tiempo? El que toque, no escatimes ni un minuto. Y luego, metido ya en harina, el cuerpo responde al 110%. Las piernas piden y el coco da. El corazón empuja. ¡¡ Que gustazo !!
Gracias a esta buen momento ayer salió una horita a ritmo con 3x3' fuertes intercaladas y hoy cuento ya con 5x2.000. Y que dure el buen rollito.
3 comentarios:
Jodeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrr
y quién pone orden entre los dos?
hablando de otros dos que salen en la foto, cuando aparezca tu cabeza, prepárate...
cuídate en el subidón!
Kantu...yastafet ! Doc, cuando se vea mi cabeza toca sufrir de otra forma.
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