La vista se nubla, el corazón se encoje, las fuerzas flaquean y los ojos se humedecen. La meta.
Mucho antes... ves a lo lejos un traje de colores conocidos, no estas seguro pero decides probarte. Alargas la zancada. No funciona. Aumentas la frecuencia. Tampoco. Tu cabeza ordena, tus piernas se niegan. Cada cual va por su lado.
Un botellín de agua fría volcado sobre la gorra me saca del extásis. Bebes lo que puedes. ¿Platano? Ni de coña. La cabeza manda de nuevo. Las piernas responden. Ahora no solo reconoces el mono, también la zancada. Flaquea, o eso me parece.Cambia el terreno y la carretera pica hacia arriba. Esta vez, sin pensar, las piernas saben lo que deben hacer. No miras al pasar junto a él. Si después. Mezcla de alegría y tristeza. Hoy me toca a mi. Te espero en meta. Allí como otras veces nos abrazaremos. Así es el triatlón, amigo.
4 comentarios:
Tendrias que haber hecho una paradita
Eusebio intentará vengarse, jejejeje
Vamos, de momento 2 a 1 ( Elche y Roth para él, Pálmaces para mi ).
Vamos, de momento 2 a 1 ( Elche y Roth para él, Pálmaces para mi ).
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