Otro día

Sube al terrado. Sientate en el suelo. Pégale una calada bieeeen laaaarga al día que termina. Saborealo. A las 6:00 AM después de dar un beso a cada una de las durmientes princesas de tu castillo saliste para la piscina. Casi desde el vestuario pensaste en cambiar el agua con cloro por café con leche y un donut. Todo se queda en un mal pensamiento rápidamente desterrado. Bien hecho. La piscina no es tan mala forma de empezar el día ¿verdad amigo? Cumplido con lo que toca vuelves a poner los pies en el suelo. Casi desde la ducha, ahora si, podías oler el café del bar de enfrente. Y lo saboreaste mientras ojeabas el periódico. Sin leer, sin fijarte, pensando en esa técnica que se resiste largo trás largo. ¡¡Lo conseguiré!!
Después unas horas de rutina con unas fotos del fin de semana a media mañana. Si, ha pasado. No lo soñe. Después del trabajo, ya de corto y sin camiseta, corro por Collserola. Sol pero con viento. Libre. Hace una tarde increible. El mar es tan azul que duele a los ojos. Pero es un dolor agradable...como el de Alba jugando después a subirse encima. Estirar así es deporte de riesgo. Las rodillas y los codos acaban siempre donde duele. Pero...que no falten esos golpes y esas risas. Luego la cena de verano. Cambio un cuento por unos besos. Se duerme. Cambio un té por más besos. Se acaba el día. Abrazado a Anna mientras el aire juguetea con el flequillo apuramos la colilla del lunés. Y a dormir. Mañana a las 6 llegará pronto. Buenas noches