El campo alcarreño, visto a través de la ventana, rompía en jirones el manto de nieve que hasta hace poco le asfixiaba. Zonas de encinas apiñadas se resistían a cubrirse de blanco pero no habían podido con la capa de escarcha. Detrás quedaba una noche corta en Barcelona. Por delante un día largo en Madrid. La paz interior que da el tren, aunque sea a casi 300 km/h siempre deja un hueco para mirar hacia dentro y, desde dentro, otra vez hacia afuera.
El grupo de Colmenar ya no volverá a ser el mismo. Ni siquiera el pueblo. Los intentos por buscar una explicación (ya no digo entenderla, ni mucho menos aceptarla) son nulos y... uno se plantea tantas cosas -para luego no cambiar nada, que triste!!
El amigo que me acompañó en casi todas las series para Donosti, el fenómeno que se marcó 2h30'ymuypoco, el menos hablador del grupo, me llamó el domingo y tenía la voz temblorosa. Eso no era buena señal. Me dió la mala noticia y colgó. Me quedé destemplado del todo.Hay personas que son buena gente, otros son grandes atletas y un grupo no muy grande reune a una mezcla de las dos. Por eso, cuando este último grupo se reduce solo un grito sordo estalla dentro: ¿Por qué?
Ayer no pensaba escribir nada. Hoy, el viaje en AVE con un paisaje nevado que rebota nuestras miserias, me ha llevado hasta este punto. Luisja, no te conocía mucho. Ahora ya es tarde. Donde quiera que estés, si puedes, no dejes de correr como tu sabías hacerlo.
3 comentarios:
Me eneré ayer por Sergio (http://sbellidog.blogspot.com/2009/01/colmenarejo.html).
Personalmente no le conocía, pero cuando oí hablar de él a algún conocido de correrías atléticas, fue siempre bien.
Impresiona cuando alguien al que ves con tanto vigor, desaparece.
Bonito homenaje póstumo.
que dura es la p. vida a veces
solo puedo ofrecer animos
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