... o de como una abeja puede frustar una salida en bici. Aunque la culpa es mía por llevar la cremallera del mallot bajada hasta el ombligo. Quiso el azar que fuese prácticamente al final y ya llegando a casa cuando chocamos. No se a que velocidad iría ella, yo por encima de 40 kms/h. Solo sentí un pequeño golpe en el pecho y algo que se colaba dentro. ¡¡ Qué no sea una abeja, que no sea una abeja !!. Pero el escozor típico no tardó en llegar y me temí lo peor. Y no sería nada de preocupar a no ser por la experiencia de la última vez que pasó. Hace dos años yendo en moto, una picada de abeja que se coló por la pernera del pantalón corto consiguió -con una picada a la altura de ingle- que se me hinchara casi toda la pierna. A partir de entonces soy potencial cliente de Urbason.
Terminada las dos horas de bici, agüita fresca más una poción casera con aceite de citronela que prepara Anna -para picaduras de bichos, en general- y parece que al menos solo la zona de la picadura esta resentida. Mucho maratón de montaña, mucho ironman y luego viene un bichito de poco más que un par de centimetros y te deja fuera de combate. No somos nadie...
1 comentario:
Amos a ver... Goliath. Tu lo cuentas, mientras que la abeja creo que no.
Ten cuidado con las hinchazones, Rocco ;)
Por cierto, somos 4 los que curramos en agosto, no?
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