Me aburro. Y cuando me aburro pienso en colores. Una noche, totalmente desvelado, giraba bajo el edredón a izquierda y derecha, siempre sobre mi mismo. Anna se despertó y me dijo: si no puedes dormir piensa en colores. Funcionó. Yo lo he ampliado del insomnio al aburrimiento. Y también funciona. Miro a mi alrededor y colores que aquí no me dicen nada me llevan fuera de esta habitación con poco esfuerzo. Me escapo. Huyo.
El azul de esta moqueta podría ser el color del agua del Atazar en las tardes de primavera-verano que pruebo el neopreno antes de algun triatlón. El rojo que cubre la cama no es distinto del color de mi bidón de isostar, compañero incansable de salidas cortas y largas en bici. También rojo, pero más tirando a ocre es ese maillot sin mangas que sale del armario con la llegada de buen tiempo. Hay un verde provocador en la portada de una revista (TV Spielfilm) que sería ideal para cambiarle la cara a la cabra. Y el amarillo del cartel de salida de emergencia, clavadito al de mis zapatillas "voladoras" o al arco de meta de aquella carrera de montaña donde disfrute tanto... esto funciona, pero menos mal que mañana vuelvo.
3 comentarios:
Bonita esa bandera gay... Te pierden tus tendencias :o)
El dia que no puedo dormir mejor relajar-me que como piense en el color de la bici, de la pancarta de llegada, en el de las zapas y demás me entra un yuyu pensando en la proxima carrera que pa'que.
Pero cada uno...
Por cierto ya me he leido el libro de Dean Karnazes. Me gusto aunque eso correr cada dia una maratón y dormir 4 horas no se si està al alcance de muchos. Menudo tio.
Si quieres seguir pensando en colores, el jueves te planteamos un plan muy verde... quedaremos prontito el master venezolano y un servidor para hacer una rutita chula por la sierra... si te apuntas prepárate ;-)))
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