Este es Xavier. Y ayer fue mi otro yo. Porque a Xavier el de verdad, el donante anónimo que ayer me cedío un trozo de pecho para que lo paseara por las calles de Barcelona aún no lo conozco. El otro es Eusebio, amigo que actúo como receptor -indirecto- y tuvo que aguantar ayer a Xavier (el postizo) tirando de él de una cuerda virtual durante un montón de rato. El sufrió el acto de generosidad de Xavier porque sin él yo le habría animado desde las vallas, le habría dejado solito y su ritmo habría sido... justo eso: el suyo. Luchamos como jabatos y apretamos los colmillos donde había que hacerlo. Al final el crono se nos fué por 110'' de lo que Eusebio quería. Pero eso es una pura anécdota en lo que ha sido la carrera de ayer. Un mecanismo que pone en marcha la busqueda de un dorsal 3 días antes de la prueba, una entrega del mismo con un amigo intermedio a 20' de la salida, 42,195 kms, unos nervios de no perdernos entre la marabunta de la salida y un callejear juntos por las calles de Barcelona hasta volver a la salida, ratos de charla y ratos de solo miradas...y mil momentos más. Con todo esto en el bolsillo, lo que marca el crono cuando lo paras solo indica lo que has tardado en correr sobre una linea azul que alguien pintó hace días.
P.D.:El que escribe (ni Xavier, ni Eusebio) volvería a repetirlo mañana mismo.
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3 comentarios:
¡Qué grande eres, amigo! Y qué orgulloso estoy de tí. Siento que el arroz caldoso del viernes te frenara en esta épica. Un abrazo
-Esteban,me alegré un montón que encontraras a Xesc y a Jaume y pudieras conseguir el dorsal.
Nos vemos en el Congost,más relajadamente y te espero en el km. 15 con una voll damm.....
massa
no me resisto...... Efectivamente: eres increíble y somos muchos los que estamos orgulloso de tí
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