Después de estar unos días limpiando telarañas y ventilando material y neuronas se ha puesto de nuevo en marcha la maquinaria natatoria que llevo dentro. Ese diamante en bruto que soy yo (¡¡estoy convencido de ello!!) se ha decidido a abandonar el dique seco en el que lleva algo más de 5 meses para, esta vez con mayor seriedad, volverlo a intentar.
En el histórico reciente hay una intención conseguida de nadar 3 días/semana que funcionó bien desde el verano hasta final de año. Después llegó el cambio definitivo a Barcelona y los ajustes familiar-laborales-ociosos sin tocar agua. Ahora ya, casi hecho al nuevo ritmo de vida, he buscado una piscina con situación y horario que no me hagan perder las sesiones de tarde de carrera o columpios. Y ya la tengo...
...en lo más profundo del barrio que vió nacer a Loquillo se prepara la nueva entrega de TRIburón. Esta vez se narra la historia de la metamorfosis de una TRImedusa (facilmente reconocibles por el gorro con dorsal semiborrado y tipín casi fino) que manipulada geneticamente por un experto en especies marinas muta a terrible escualo. Poco a poco evoluciona desarrollando unas cualidades que le llevan a nadar a ritmos nunca soñados, junto a Chewakas y otros bípedos superiores. La historia gana un punto de interés cuando TRIburón, enfundado en un traje de neopreno, gorro y gafas y pisando la arena de Puerto del Carmen, se abraza con amigos mientras un pitido anuncia que comienza su particular lucha. ¿Qué como acaba? Para saber el final tendréis/tendremos que esperar.
2 comentarios:
Yo sé cómo termina cierta historia de un tipo de agua dulce que probará las aguas saladas del Pacífico...
No estaría mal ese final...einnn !
Publicar un comentario