La bombilla que da luz a toda la habitación va aflojando la intensidad poco a poco. Hace amagos, siempre inesperados, de dejar de ser también fuente de calor. Pero el wolframio es duro y, de golpe, cuando nadie lo espera recupera su incandescencia. Otro chispazo. Duermo sin dormir, vivo sin vivir. El teléfono amenaza interrumpir el silencio de una noche en vela. Domingo. Amanece el suelo mojado pero no llueve y, ni yo he pegado ojo ni mi móvil ha despertado. Necesito sentir que todavía hay luz. Tengo que notar el calor. Requisito necesario para que el café y las perronillas (perrunillas también vale) encuentren su camino. No hay fiebre. Luz y temperatura de nuevo. No soy el único que desayuna hoy. Buena noticia. Por la tarde, antes del regreso, con un abrazo y algún beso intento dejar bien apretada a bombilla para que no falle. Que, al menos hasta el próximo viernes, la corriente llegue al casquillo. Tengo un deseo: celebrar mis 36 y tus 92 juntos. Y eso es el fin de semana que viene.
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La semana de entrenamientos se vuelve a quedar en 5 h de lo más variado: 1x45' de piscina, 2x60' de rodillo y 2x1hyalgo de carrera. Esta semana cerramos febrero bisiesto.
4 comentarios:
Que se cumpla tu deseo, que la bombilla sea de larga duración.
Veo que al final no te veré por la maratón... pero la ocasión lo vale!
Felicidades a ambos!
Animo que tu deseo sera el de todos...
Felicidades a los dos
Cuando leo cosas así siempre dudo si comentar porque ponga lo que ponga parece que no va estar a la altura. Pero bueno me uno a los comentarios anteriores y yo también espero que tu deseo se cumpla.
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