No era el día

Yo creo que es tan sencillo como eso. Desde primera hora se fueron torciendo las cosas y no hubo forma de reconducir el día de ayer... mala jornada que culminó con un entrenamiento incompleto que, aparte de ser un toque de atención a la humildad, sirve para dejar las cosas claras de quien soy y donde me muevo. ¿Excusas? Las hay pero... solo son eso. Todas las que queramos y más. Viaje complicado a Valencia el día de antes. Mañana que se complica en el trabajo y hace que no pueda comer hasta las 15:00h. Restaurante distinto del habitual con menú suicida que cae como piedra en el estomago. Rodaje de calentamiento con avisos de digestión pesada e inacabada. Y finalmente, soledad en las repeticiones, sin compañero de vueltas para marcar ritmo. En resumen, lo que prometía ser una buena sesión se quedó en 30' de calentamiento (alargando los 20' habituales para ver si se disipaba la pesadez) y 2x4.000 ( a 3'55''/km) que me dejan doblao en la cuneta en el 3º con la comida a punto de adornar el cesped que rodea la pista de atletismo. Paro. Vuelvo a salir. Vuelvo a parar. Intento hacer dosmiles. De nuevo amenaza de vómitos al apretar. Otra parada. Ruedo suave. Estiro. Para casa. Lo dicho: no era el día y, cuando no es, mejor dejarlo.