Ufff, dijo él.

Después de pasarme toda la noche en un autobús Alsa (Barcelona-Madrid) intento cerrar la semana mentalmente pero me cuesta centrarme un poco. No por todo lo entrenado, que no ha sido el caso, sino por la cantidad de cosas que se agolpan en mi cabecita espesa tras dormitar en un asiento, con el cuerpo reclinado a algo más de 90º durante 7 horas largas. La radio, a través de los auriculares, bombardeó información durante todo el recorrido y ayudó también a empobrecer aún más el descanso. Con el cuerpo todavía frío por el cobarde atentado del viernes, llegó el fin de semana. Uno no se lo acaba de creer e, incoscientemente, espera ese golpe en la cabeza que te despierte para se desdibuje la barbarie de algunos salvajes que no merecen estar entre los demás. Pais de contrastes este. El chiki chiki a Eurovisión marca un sabado donde lo más importante, para mi, es el cumple de Anna que de un sprint se planta en los mismos años que yo tras una semana descolgada de los 36. Y el domingo voto parriba, voto pabajo, subo un escaño, bajo otro...El circo en su máximo apogeo. El día que los políticos nos tomen en serio, y yo al menos creo que falta bastante, daremos un gran paso. Mientras tanto todos ganan y ¿quien pierde? Los de siempre. Releyendo lo escrito creo que el autobús, o el café madrugador, o la radio nocturna, o noseque me ha dejado tocado. Esta noche duermo en San Sebastian. Intentaré recuperar la cordura.

Semana cerrada con 4h30', sin agua con 3x1h de rodillo y el resto (1h30') del tirón a pie. Ná.