lunes, 23 de enero de 2012

Magia (sin magos)

Atravesar los tunels de Bracons en dirección de Vic a Olot siempre me han producido una sensación placentera dificil de describir. Es como aquellos dibujos en los que cruzar la cortina de agua de una cascada daba acceso a un valle verde, paradisiaco, lleno de dinosaurios y con una vegetación exhuberante. Un vergel donde, al final, había que escoger entre quedarse o volver...ahí es ná el dilema !
Si además este asalto al paraiso lo perpetras a las 4:00 AM añades un toque épico al día. Pero la magia del momento estaría incompleta si no hay alguien que te abra de par en par las puertas de la Vall d'en Bass. Y esto suele ocurrir una vez al año solamente. O estás o te lo pierdes.
Si, una vez al año, nuestro Gandalf Artigas nos coge de la mano y nos pasea por sitios increibles que nunca pensarías que existen. Enhebra con un hilo fino y kilómetro a kilómetro rincones escondidos a la mayoría de humanos y, jugando a saltar de la Garrotxa a Osona y de Osona a la Garrotxa, nos permite olvidarnos de seguir un track o un mapa, centrándonos solamente en disfrutar del paisaje y de los amigos. Solo las luces de los frontales a primera hora rompen la paz de una noche agarrada a las ramas de unos arboles que, cubiertos de escarcha, esperan como nosotros el calor de sol. Ladra un perro lejano. Y un estrecho sendero por el que tienes la sensación de ser el primero en pasar te lleva a visualizar un amanecer donde desayunamos una mezcla de sol y niebla que nos deja mudos. La alfombra de hojarasca amotigua las pisadas para que no dañen el terreno. Y poco a poco, te vas llenando de todo lo que te rodea y no puedes evitar pensar en la gente con la que te gustaría compartir todo aquello. Porque eso es para mi "echar de menos". Bajas caminos que llevan a subidas. Subes a sitios de los que bajas por escaleras. Trotas por prados de hierba con brochazos de nieve. De todo...y todo espectacular !


Esta vez son todos los que están pero no están todos los que son.
Y a medida que va llegando el final acortas el paso de una manera incosciente, como si no quisieras acabar. De una manera parecida a ese trozo de tarta tan sabrosa en la que cada vez que lanzas el cuchillo cortas un pedazo más pequeño, como buscando que dure siempre. Miras a la gente. Y te ves reflejado en ellos. Y tienes claro que, más o menos, estas siendo feliz.


"Por tres mil vidas de hombres he morado en esta tierra... y ahora me falta tiempo"
Gandalf (El señor de los Anillos)

2 comentarios:

Oreneta dijo...

tú y Vigo Mortensen tenéis un cierto parecido...¿ya te lo había dicho, verdad?..

misterjuanlu dijo...

Esteban, leyendo tu relato, casi hasta me ha perecido mas bonito, que cuando lo hemos hecho!
Genial lo de "Gandalf Artigas"