viernes, 5 de agosto de 2011

La Porta del Cel

Impresionante. Un montón de horas dando vueltas por el Pirineo para darte cuenta que el cielo no tiene puerta. O mejor aún. Si tiene puerta está siempre abierta. Para que entre el que quiera y para que salga el que pueda.

foto salida: Jordi, ¿dónde te metes?


Cuando picas en el forfait, a la luz del frontal, la hora de salida en el camping Bordes de Graus sabes que lo que espera por delante tiene más de infierno que de cielo. Pero todos llevamos un demonio dentro que buscará su salvación previo paso por el purgatorio. Los aprox. 1500 m de desnivel positivo que nos llevan al pico Certascán calientan las piernas mientras nos deleitan con un amanecer de nieblas y claros. Viento frío pero ideal para hacer la primera subida seria del día. Picamos de nuevo a 2.853 m y trotamos camino del próximo punto de control. Allí se encuentra el san Pedro de este cielo tan especial: Alejandro, el guarda del refugio de Certascán. Luchando a brazo partido por defender su feudo ( Salvem Certascán) no olvida ningún detalle para los skyrunners que vamos llegando. Los burros de carga y gente del refugio dan un impulso con sus ánimos cuando el grupo sale camino del refugio de Pinet. Es un largo camino con tres subidas (coll de Llurri, port de la Artiga -entramos en Francia- y pointe de Recos) y sus tres bajadas que no dejan indiferente a nadie, sobre todo los lagos Romedo (arriba y abajo). foto subida Pointe de Recos


Hay que empezar a comer. Ahora ya si se empieza a tener la sensación de que el día será largo. La niebla no nos abandona y con un toque meón nos mantienes frescos, incluso humedos durante el camino. La llegada al refugio de Pinet nunca es fácil pero esta vez dudamos más de lo habitual. Demasiado tiempo parados. ¿Subimos o bajamos? Al final acertamos y cruzando el barranco volvemos a pensar eso de "el año que viene no me pierdo aquí". Una parada semirápida para comer y beber algo, curar heridas (una caida tonta en el río deja una muñeca tocada y una rodilla rascada) y tras fichar enfilamos nuestro segundo purgatorio para recuperar el camino de entrada en el cielo anhelado. La Pica d'Estats (3.143 m) no da ni un metro de respiro. Cuando ves la cruz de hierro casi ya la puedes tocar. Serpenteas entre montañas buscando el techo escondido, cuando lo localizas solo quieres mirar tus pies que se arrastran en la subida. Dan vértigo los últimos metros pero hay que tocar el frio metal, picar el forfait y después de una foto, echarse al trote monte abajo. Y que nadie de aún el cielo por ganado... La subida a Port de Sotllo antes de encarar la bajada a Vallferrera aprieta de nuevo las clavijas a unas patas que empiezan a acusar tantas horas de infierno. Una larga bajada -larga de verdad- nos permite trotar (incluso correr) camino del refugio de Vallferrera. Ojo a las piedras, a las raices, a las ramas...todo confabulado para que tropieces y caigas. La entrada en el cielo no es fácil y los obstaculos aparecen en paralelo al cansancio. Y aún queda turrón...


Llegando a refugio Certascan


Una bebida fresca, un sello en el cartón, reagrupamiento de la tropa y un enemigo a batir: la subida al refugio de Baborte y posteriormente a la roca Cigalera. El cielo está ahí. Puedes olerlo, verlo, casi tocarlo. Un último empujón apoyado en lo que te rodea. Saca tus pensamientos más positivos del fondo de la mochila, los recuerdos que tiran de ti hacia arriba...no pares. Parar es perder. No dejes de comer. Bebe pero regula. No hay más fuentes hasta Tavascán. A media subida dejas la sombra y un sol de justicia te recuerda que aún te roza el infierno en la espalda. Pasa el último repecho tras la tartera de rocas. Con lo que te quede. Y una vez arriba dejaté caer...trota si puedes. Busca la cabaña de Boldis donde esta el último control. Todavía a 2.200 m de altura pero ya huelen los guisos celestiales. Flanqueo interminable con Tavascán a tus pies. Vas y vuelves. Vuelve a ir y vuelves a venir. Y Tavascan sigue en el mismo sitio. Y cuando piensas que nunca llegarás al pueblo, comienzas a bajar y apareces en un puente junto a la carretera. Como por arte de magia. La puerta sigue abierta.


La última parte es como la última etapa del Tour. Un homenaje para el día que queda atrás. Unos sencillos kilómetros, eso si cuesta arriba, para reagruparse comentar la jugada y preparar la llegada al camping de nuevo. La sonrisa se vuelve a adueñar de una cara cansada pero contenta. La cerveza vuelve a ganar peso sobre el agua. La familia, que espera en el camping, pesa ahora más que los amigos de viaje. El cielo se acerca dejando atrás el infierno. Por la puerta grande...


El día después: skyrunners y Salvem Certascán

3 comentarios:

tonicendon dijo...

Como bien dijiste una vez; Momentos irrepetibles. Disfrutalos.

samy4 dijo...

Como siempre magnifica cronica,da gusto leer tus relatos,hacen que vivas los momentos que cuentas.Un dia alli perdi las llaves en Valferrera y no pude abrir la puerta, volvere a por ellas y si puede ser la abrire con todos vosotros.Un abrazo

Agur

Tomas g.r. dijo...

inmejorable descripcion...

un abrazo company!