Acercaté. Las patas me duelen pero no es de entrenar. Muchas horas al volante. Y de madrugada. Uno ya no está para estas palizas que se daba hace años. Después de pasear los trastos de correr por media península vuelvo a casa con cero kms que apuntar en mi cuaderno, "Pepito Grillo" de los entrenamientos, confidente al que no tengo nada que contar, trapecio del que no quiero caer, fúturo chivato de antiguas gestas. Y los Alpes no serán clementes. Además estoy con el mono; los receptores endorfínicos piden su dosis y yo, enganchado perdido a esto de correr, no encuentro el momento de meterme un chute de una horita. No hay quien me aguante, si no salgo hoy reviento. Alejaté
Unas simples zapatillas te pueden llevar muy lejos en solo unos pocos kilómetros, en solo unos pocos minutos. Un carrera de una horita puede curar un dolor de cabeza que el paracetamol no es capaz de someter con bombazos de 650 mg. Un tío simple, como yo, puede sentirse el tío más feliz del mundo pegando zancadas por una trocha o un camino. Un día de perros en el curro cambia de color cuando sales de la ducha después de 13 o 14 kms... ¿o no?
3 comentarios:
Santa medicina que es. Yo me quito la ansiedad y estres del trabajo corriendo. Tras la ducha no me acuerdo de nada.
O incluso algún km menos
Pues hazlo y disfruta.
Un fuerte abrazo
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