...te pueden pasar cosas buenas y cosas menos buenas. La menos buena es madrugar para desaprovechar un día, como el que hacía hoy en Cantabria, trabajando. A pesar de eso todo lo que me he traído de Santander es bueno. Ver desde el avión que, después de la seca Castilla, llegas a un verde paraíso es algo que te carga las pilas. Llego sin ningún tipo de atasco a donde tengo que pencar. Acabo pronto porque todo sale rodado y me voy a dar una vuelta por la orilla del mar. Voy a la playa del Camello y veo gente corriendo -envidia-. Oleaje fuerte y olor a mar. Al fondo debe estar Somo, y detrás el pueblo de Inma y Aja. Cambio a Playa de la Magdalena, tomo una cervecita y una tapa. Regreso al aeropuerto sin prisas y como fin de fiesta, te tomas un café con un amigo hablando de todo durante casi una hora -que suerte que hoy le tocaba currar ;-)). Y uno, que lleva un sufridor dentro, acaba cascándose 60' de rodillo para desentumecer las patas del avión cerrando los ojos y repasando historias e historietas de figuras del triatlón. Cada vez tengo más claro que lo mejor que me esta dando el triatlón es Amigos.
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