Esta mañana, al salir de la ducha he tenido una tentación (tranquilo Dani, nada que ver con tus aportaciones para los días ociosos). El vapor que llenaba el baño ha ido desapareciendo y dejando ver de nuevo donde esta cada cosa. Fuera unos -5ºC. El piso está frío. La calefacción no tiene tiempo de calentar un piso grande donde solo duermo 2 o 3 noches a la semana. Al menos no ocurre como en el internado donde estudié. Allí los cristales se empañaban por fuera. O casi.
...sigo con lo de esta mañana. Frente al espejo empañado paso la mano por la cara buscando la excusa para no afeitarme hoy. Cierro los ojos buscando más sensibilidad a través de las yemas de mis dedos arrugadas por el agua hirviendo de la ducha. No, no rasca. Me ahorro limpiar el vaho del espejo y me preparo para vestirme. Más rápida la cabeza que el cuerpo maquina un plan: escribe algo en el espejo. Un número. Un tiempo. Horas, minutos y, si quieres apurar mucho, segundos. En 5' lo que pongas habrá desaparecido. Y cuando vuelvas a ducharte aquí, ya después de haber corrido la maratón, el vapor te recordará lo que habías escrito y podrás comprobar hasta donde llegaste. El experimento ya lo hice alguna vez con un ¡Felicidades cariño! o un "corazoncito" (aaiiiiihh) y queda chulo el efecto...
El dedo índice, el más valiente de la mano, dibuja un "2" y una "h".
Se detiene.
¿Te atreves con un "4"?
Lo pinto.
Ahora viene lo gordo... el dedo ha decidido escribir un "5" y "min".
Nada más. No hay segundos (¡¡ detallazo !!)
Después en el coche he repartido a cuanto sale el km y casi vuelvo a borrar lo escrito. Y además dan lluvia. Y viento. Solo me falta que la liebre de 2h45' me reviente antes del km 10 con esos ritmos cambiantes que suelen llevan los que van sobrados en un ritmo que les resulta pachanguero... Ahora a cumplir y espero que la marca escrita no vaya directa del espejo al retrete.
...sigo con lo de esta mañana. Frente al espejo empañado paso la mano por la cara buscando la excusa para no afeitarme hoy. Cierro los ojos buscando más sensibilidad a través de las yemas de mis dedos arrugadas por el agua hirviendo de la ducha. No, no rasca. Me ahorro limpiar el vaho del espejo y me preparo para vestirme. Más rápida la cabeza que el cuerpo maquina un plan: escribe algo en el espejo. Un número. Un tiempo. Horas, minutos y, si quieres apurar mucho, segundos. En 5' lo que pongas habrá desaparecido. Y cuando vuelvas a ducharte aquí, ya después de haber corrido la maratón, el vapor te recordará lo que habías escrito y podrás comprobar hasta donde llegaste. El experimento ya lo hice alguna vez con un ¡Felicidades cariño! o un "corazoncito" (aaiiiiihh) y queda chulo el efecto...
El dedo índice, el más valiente de la mano, dibuja un "2" y una "h".
Se detiene.
¿Te atreves con un "4"?
Lo pinto.
Ahora viene lo gordo... el dedo ha decidido escribir un "5" y "min".
Nada más. No hay segundos (¡¡ detallazo !!)
Después en el coche he repartido a cuanto sale el km y casi vuelvo a borrar lo escrito. Y además dan lluvia. Y viento. Solo me falta que la liebre de 2h45' me reviente antes del km 10 con esos ritmos cambiantes que suelen llevan los que van sobrados en un ritmo que les resulta pachanguero... Ahora a cumplir y espero que la marca escrita no vaya directa del espejo al retrete.
¡ Gracias por la foto, Talín !